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Hoy voy a pasar a relatarles un pequeño fragmento de mi vida, y de acciones futuras (es decir, aplicables a partir del día de la fecha -léase 25/11-) a implementar :

Yo solía ser, en tiempos pasados no muy lejanos, una chica flaquita; para ser mas precisa, alta y flaca (no prototipo "modelo", escuálida, puro hueso -si bien tuve un período de enfermedad que me llevó a tal estado, pude exitosamente superarlo-). Estaba en un "peso ideal", tal vez un poco bajo, por mi metro 75 de altura -acá se suman adjetivos del estilo torre eiffel, o simplemente torre (si, no me enojo por ello, soy alta, mi bella genética es así)-, pero era saludable, comía sano, tenía más "actividad", por así decirlo -incluyan todo tipo que se les ocurra, TODO TIPO dentro del término ACTIVO (además de la intelectual -cerebrito) -, pero HOY, las cosas han cambiado.

Repentinamente, esa imagen tan agradable frente al espejo (bue, "agradable", nunca me vi "linda" -y mucho menos "hermosa"- frente a mi propia imagen -ok, digan pesimista, nada va a cambiar mi opinión, si bien este blog demuestra un poco de mi narcisismo aflorante (¿ambivalencia?)) se fue deteriorando, y otra sujeto empezó a asomarse: una persona un toque más "robustita" -la fineza de mis palabras nunca abandona-

Es ahí cuando imágenes de mi pasado empezaron a pasar paulatinamente por mi mente, despertándome las siguientes preguntas:

- ¿Qué ha sido de esa mujer del pasado?

- ¿Qué ha ocurrido en medio de todo ello, para que el espejo devuelva una imagen un poco "extraña", sí, extraña de esa mujer?

- ¿QUE ES LO QUE LE PASÓ A ELIANA, POR EL AMOR DE DIOS, LA VIRGEN Y EL ESPÍRITU SANTO?

Ante mi preocupación -si, un poco exagerada, ríanse- por esta nueva sujeto, mi madre -especialmente mi madre- ha decidido tomar medidas drásticas: